sábado, 30 de abril de 2011

Un pequeño cuento de cocina


Papas, huevos o café
Una hija se quejaba con su padre acerca de la marcha de su vida, y cómo todas las cosas le resultaban muy difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí, llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. En unos minutos, el agua de las tres ollas comenzó a hervir. En una colocó papas, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Permaneció junto a las ollas sin decir ni una palabra.
La hija esperaba impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las papas del agua y las colocó en una fuente. Luego retiró los huevos y los puso en un plato. Por último, coló el café y lo puso en una jarra. Miró a su hija y le dijo:
- Querida, ¿qué ves?
- Papas, huevos y café -fue su respuesta.
El hombre le pidió que se acercase y, luego, que tocara las papas. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Tras sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
La hija entonces preguntó:
- ¿Qué significa esto, papá
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo. Sin embargo, cada uno había reaccionado en forma diferente:
- Hija, las papas llegaron al agua fuertes, duras. Pero luego de pasar por el agua hirviendo, se ablandaron y se volvieron fáciles de deshacer.
Los huevos llegaron muy frágiles al agua; su cáscara fina protegía su interior líquido. Sin embargo, después de estar en agua hirviendo, su interior se endureció.
Los granos de café, en cambio, produjeron algo único: después de estar en agua hirviendo, modificaron al agua.
- ¿Cual eres tú? - le preguntó entonces a su hija-. Cuando los problemas llaman a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una papa que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, un espíritu fluido, pero que luego de los contratiempos te vuelves dura y rígida en tu interior? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición, el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
La muchacha no supo qué responderle.
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El griego Epícteto afirmó que “no nos perturban las cosas, sino las opiniones que de ellas tenemos”.
Hoy en día, el concepto de “resiliencia” alude a la capacidad de un sujeto de sobreponerse a los contratiempos.
Con casi dos mil años de diferencia, sigue siendo claro que, independientemente de las situaciones que afrontemos, no todos reaccionamos del mismo modo.
Stephen Covey, autor de obras tales como “Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas” y “Liderazgo centrado en principios”, se refiere a la misma cuestión cuando habla del “principio 90/10”, según el cual el 10% son las sucesos que ocurren, y el 90% la forma en que reaccionamos ante ellos.
Lo más interesante no ocurre en el momento mismo de nuestra reacción, sino “a partir” de ella. Porque nuestra reacción, si bien “ante” un suceso, cuando no es la más conveniente, puede ser como una bomba cuya onda expansiva difícilmente podamos prever hasta dónde llegará. Por ejemplo, una reacción “en automático” con nuestros suegros puede derivar en una situación áspera con nuestr@ cónyuge días después. Una respuesta “en automático” ante algo  que sentimos que nos hiere, puede desembocar en un infarto o en un accidente cerebro-vascular. Es decir que, cuando “nos dejamos llevar” por la respuesta emotiva, no sólo perdemos la capacidad de decidir laacción adecuada ante un hecho concreto, sino que podemos estar generando un terremoto de imprevisibles consecuencias.
Ante un contratiempo, podemos en gran medida decidir nuestra acción y, así, ser conscientes de cuándo seremos papas, cuándo huevos y cuándo café. Así como no todas las personas reaccionamos del mismo modo, tampoco todos los hechos revisten la misma jerarquía de contrariedad.

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4 comentarios:

  1. Vilma Angulo Lucena7 de mayo de 2011, 18:45

    Se reacciona segun la experiencia de cada quien verdad??? según cada situación por la que halla pasado y sí lo afrontó lo mejor que pudo y sacó de ello la enseñanza para una nueva vivencia.Sabes desde muy niña siempre le he pedido a dios La fortaleza para enfrentar la vida, la inteligencia para elegir bien mi reacción y el Amor necesario para obrar en base a él,recuerdo hablar con dios no con estas palabras que te las da la experiencia pero si con un gran deseo de tener lo que creia que necesitaba para poder vivir. Cosa que poco a poco he obtenido en casi todas las pruebas que me ha tocado. Como siempre, grato e interesante leerte, Gracias, gracias, gracias.

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  2. Hola querida Vilma, qué buena reflexión!! Coincido, y de hecho a menudo reaccionamos en piloto automático y, en esos casos, es más que evidente que, pese a que el estímulo sea presente, nuestra respuesta viene desde nuestro pasado. Es cuando logramos estar consciente en cada momento presente, y cuando podemos ir limpiando esos viejos estereotipos de reacción visceral, que pasamos de re-accionar a accionar, de ser efecto a ser causa, de ser víctimas a ser responsables. Es, como dices, todo un ejercicio de paciencia y perseverancia. Enormes cariños! Pablo

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  3. Gracias querida Vilma! Ciertamente, como dices, "reaccionamos" desde nuestra historia personal, y lo hacemos lo mejor que podemos, sabemos o nos sale en el momento. Ocurre que a menudo no elegimos deliberadamente nuestra reacción, sino que ella nos explota desde dentro, inconscientemente, desde algún lugar de nuestro pasado que, quizás, no sea lo más apropiado para este presente. El paso a la eelcción consciente es darse cuenta de esto, saber frenar antes de que nuestra reacción emerja más allá de nuestra decisión, y elegir cómo queremos reaccionar o accionar, según la circunstancia. Qué bueno que hayas podido ir construyendo esos logros, Vilma, requieren mucho trabajo aunque también es verdad que la recompensa bien lo vale. Enorme abrazo! Pablo

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  4. Vilma Angulo Lucena30 de mayo de 2011, 18:03

    :) abrazos!!!!

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