jueves, 23 de diciembre de 2010

Navidad

(*)

“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.”
(Evangelio de San Juan 1, 14)


Siento una especial simpatía por la figura de Jesús. Vamos a decirlo de entrada, para que quede claro. Simpatía que no se extiende hacia todo lo que, luego, se “construyó” sobre él, pero es como decía en la anterior entrada, a veces uno resuena con un mensaje a pesar de sus mensajeros, a veces se identifica con los mensajeros más allá de lo que dicen. Sin necesidad de juzgar, sólo escogiendo en dónde preferimos depositar nuestra atención.

No tengo la certeza de que haya resucitado, de que su vida haya sido como nos la cuentan, ni siquiera de que haya existido. En realidad, no me importa. Si no fue así, pues merecería haberlo sido. Me da igual. Creo que, aunque sea como metáfora, no hay historia más potente y movilizante en todo el paso de la humanidad. Cuestión de gustos, preferencias personales. Queda claro.

Hace unos días que la frase que puse como cita resuena en mí. Es lo que quiero experimentar este año, esta Navidad, es lo que quiero que signifique en esta oportunidad para mí.

Me maravilla la posibilidad de que una de las formas posibles de acercarse a la Navidad, sea considerar, siquiera por unos minutos, lo que puede significar esto de que, un día, Dios haya decidido hacerse carne y venir a vivir entre nosotros.

Entre nosotros. Como uno de nosotros. Uno más. Siendo Dios, elegir y decidir la experiencia finita, pequeña, limitada. Encaja en eso que el nacimiento de Jesús haya sido en un pesebre, no en un palacio. No es un detalle para pasar por alto. Menos aún en estos tiempos. ¿Cuánto cuestan las experiencias que nos transforman? ¿Y cuánto valen?

Dios, haciéndose carne, para ser uno de nosotros. Cruzando el puente. Pensemos en los dioses anteriores, demasiado lejanos o cercanos a los hombres, pero siempre distintos, separados. Aquí, en una sola oración, en diez palabras, hay un salto con el que Dios y nosotros pasamos a estar juntos.

Un Dios omnipotente, todopoderoso, dotado de la característica que se te ocurra, asumiendo la fragilidad, viviéndola a la par del hombre. Es una bella representación de lo que significa asumir la responsabilidad de decidir, de elegir. Es una buena metáfora de nosotros mismos y nuestras vidas. Con frecuencia transcurrimos la vida como pasajeros de ella, viendo pasar lo que nos ocurre, separados. Cuando tomamos conciencia, podemos hacernos carne en nuestra existencia, habitar entre nosotros mismos, entre los demás. Nos hacemos pequeños, frágiles, para engrandecernos y reasumir poder. Que el Verbo se haga carne no necesariamente significa que antes no lo fuera ya, sino que tal vez represente el momento que despertamos, que nos damos cuenta de que siempre ha estado con nosotros, pero sólo comienza a vivir cuando cruzamos el puente desde la potencialidad para ponerlo en acto.

Y qué buen detalle, también, que sea el Verbo quien se hace carne. Justamente el verbo, el que denota acción, movimiento. Nos encarnamos, somos, cuando nos ponemos en acción, no a tontas y a locas, sino en función de hacernos conscientes. Cuando dejamos de esperar.

Hay tantas formas de pasar esta Navidad como seres humanos sobre el planeta. Quizás sea bueno no sólo “pasarla”, sino vivirla. Intentando hallar el significado que ella tenga para nosotros. Más allá de comprar regalos o criticar a quienes los compran, de reunirse o censurar a quienes lo hacen, de disfrutar una fiesta o negarse al goce porque hay otros que sufren. Dejando de mirar a los demás, para encontrarnos en nosotros mismos y, sólo después, poner nuestro ser en la existencia junto a los otros.

Mi deseo de ¡Feliz Navidad!, este año, significa que, además de desearte todo lo bueno a que aspires, tengas tanta encarnación, tanta vida, como elijas tener. Y que ojalá sea mucha.



(*) Imagen libre de derechos obtenida de http://www.fotosearch.es/LIQ123/vl0012b002/

3 comentarios:

  1. Echa un vistazo: http://preparemonosparaelcambio.blogspot.com/2011/01/el-conocimiento-15-la-torre-magdala.html
    Y el verbo se hizo carne.
    Hermoso blog, sigue así.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tus palabras amig@!
    Daré un vistazo a lo que me recomiendas.
    Pablo

    ResponderEliminar
  3. Gracias Pablo, nuevamente por acompañarnos y guiarnos en éste camino de aprendizaje constante, a valorar de corazón lo sencillo, lo simple, lo valioso de nuestra existencia, Te deseo de TODO Corazón una muy Feliz Navidad, abrazos grandototes desde Venezuela!!!!!

    ResponderEliminar