sábado, 5 de noviembre de 2011

Puertas, puertitas y portales



Por estos días, circula una enorme cantidad de alusiones a la proximidad de una fecha que sería por demás de importante, el once de noviembre.
La mayoría de esos mensajes se refieren a la activación, para esa fecha, de un portal energético (el Portal 11:11) que, según quien brinde la “información”, produciría diversos efectos.
Para unos, se tratará de un fenómeno que se producirá exactamente en ese día, y sus efectos se percibirán de inmediato, o a lo sumo a partir del día siguiente.
Para otros, se trata de parte de un proceso que viene desde mucho antes, y se extenderá luego de esa fecha.
En general, se plantea que la apertura de este Portal repercutirá de manera diversa según nuestra situación personal, y así, si ya vibramos en una frecuencia elevada, se nos presentarán importantes oportunidades de crecimiento personal, mientras que si estamos más bien estancados en energías “pesadas”, probablemente nos sintamos confusos, desorientados, incómodos. En general, se habla de una evolución de la humanidad, más allá del particular despliegue que, para cada uno, aquí y ahora, pueda presentar el proceso.
Y, como dato nada menor, la mayoría de las informaciones al respecto procede de personas que, a su vez, canalizan o reciben informaciones provenientes de “seres de luz” predominantemente situados en otra dimensión o frecuencia diferente a la que hoy ocupamos nosotros.

Hay personas que asisten a este despliegue de “información” con una alta carga de ansiedad. Sinceramente se preguntan qué ocurrirá a partir de esa fecha, qué suerte les tocará a nivel individual o colectiva (como miembros de una familia, de una ciudad, de una nación, etc.), cómo prepararse, etc. El panorama general se presenta prometedor, pero cada caso concreto puede ir en ese sentido o en uno que sea todo lo contrario.

Confieso que, en lo personal, no tengo certeza alguna sobre el tema. Sí muchas preguntas.
No me seducen los enfoques, de la clase que sea, que tienden a poner “fechas fijas” para tal o cual suceso. Nuestras vidas tienen hechos claves, a los que podemos ponerles signos convencionales en el marco de eso que llamamos “tiempo”, pero cuando ampliamos nuestra mirada, advertimos que ningún hecho aislado es, por sí solo, nuestra vida. La vida es un proceso.
Pensemos en cualquier aniversario, en cualquier conmemoración. Tal día recordamos la Revolución Francesa, la creación de una bandera, el nacimiento o la muerte de una persona, la sanción de una constitución, la celebración de un matrimonio, el derrocamiento de un gobierno, etc. Pero esa fecha es un símbolo de algo más amplio, un recordatorio, que no agota, por sí solo, todo lo que ocurrió antes, durante y después de esa fecha. Quedarnos sólo con la fecha, a menudo, más bien encubre todo lo sucedido, y lo vacía de contenido, reduciéndose a la repetición de un ritual que con frecuencia ya ni sabemos por qué lo realizamos, sino que simplemente lo reiteramos en automático.
Por otra parte, es una cuestión delicada la proliferación de “canalizadores” y de entidades que son “canalizadas”. A menudo, adoptar esa perspectiva, más que remarcar la común igualdad y unión entre todos los seres (aún cuando los propios mensajes así lo proclamen), plantea una sutil distinción, que suele pasar inadvertida, entre seres “comunes” y seres “elegidos”. No es una diferencia menor plantear que cualquiera puede acceder a la Fuente, que pretender ser el vehículo autorizado para transmitir los dichos auténticos de esa Fuente. ¿Cuán a menudo los canalizadores, los métodos que difunden, los mensajes que transmiten, llevan a su lado el signo de “marca registrada” (o “copyright” o “trade mark” o como quiera llamársele)? ¿No te haría gracia ver escrito “Dios (marca registrada)”? ¿No te alarmaría ver a un ángel tramitando en una oscura oficina burocrática el registro de propiedad intelectual de lo que va a decir? Por el contrario, parecen transmitir paz e igualdad aquellos verdaderos Maestros que nos transmiten que cada uno de nosotros comparte su esencia, y que lo que ellos pueden, también nosotros lo podemos.
En una tercera perspectiva, plantear que la oportunidad que se presenta es brillante, aunque a cada uno le irá según su situación personal, no parece ser nada diferente a lo que ocurre cualquier día de nuestra existencia. Cada día, y momento a momento dentro de cada día, tenemos la renovada oportunidad de volvernos más conscientes, o continuar tropezando en piloto automático. Y, según elijamos (o renunciemos a hacerlo), nuestra cotidianeidad presenta un aspecto coherente con aquello que elegimos. Nuestro mundo puede ser el “cielo” o el “infierno” en la “tierra” de acuerdo a cada decisión que, tanto de manera individual como de manera colectiva, adoptamos.
Desde un cuarto punto de vista, quizás sea prudente sostener el “quizás”. Quizás se active el mencionado Portal, quizás ocurra ese día, como quizás ni lo uno ni lo otro. ¿Entonces? Entonces, quizás se trate más bien de reafirmarnos sobre lo que sí sabemos con certeza acerca de nuestras vidas y de las condiciones de nuestro planeta.
Sabemos que nuestra vida se manifiesta a través de lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos, y que esa múltiple manifestación puede ir en la misma dirección, o bien tender en direcciones diferentes, incluso contradictorias. Que lo que se manifiesta en nuestras vidas es coherente con el modo en que administramos esas cuatro vías. Si la relación entre ellas es contradictoria, nuestro día a día abunda en situaciones confusas. Si ellas avanzan en armonía, así será nuestra cotidianeidad. Un nogal no produce manzanas, ni de un perro nace una tortuga. El resultado final de cualquier receta no es algo opuesto a la composición de sus ingredientes.
Sabemos que, más allá de los sentidos que esperemos descubrir acerca de nuestra existencia, es nuestra decisión dotar de sentido a nuestra vida.
Sabemos que podemos guiarnos por el miedo o por el amor, y según cuál sea nuestro punto de apoyo, será la calidad del movimiento que imprimamos a nuestro mundo.

Adoptar la perspectiva del “quizás” implica renunciar al “a priori”, no negar ni afirmar aquello sobre lo cual, sinceramente, carecemos de certezas. Y abrazar, en cambio, el compromiso con lo que sí tenemos como cierto.
Comprometernos con la oportunidad que representa cada minuto que estamos con vida en este planeta, para que más allá de que acaezcan o no ciertos sucesos en gran medida externos a nosotros, nuestros actos honren esa oportunidad que se nos regala.
Si actuamos movidos por el amor, por la conciencia, por la solidaridad, cada día de nuestras vidas, ya sea que el calendario indique 7 de febrero, 11 de noviembre o 3 de junio, no será un transcurrir de horas en vano.

Hay una canción infantil que dice: “Arroz con leche, me quiero casar, con una señorita de San Nicolás; que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar”.
Esa letra fue lo primero que recordé cuando comencé a leer ciertas “informaciones” sobre el “Portal 11:11”. En particular, esa parte en la que dice “que sepa abrir la puerta para ir a jugar”.
Cada día, y cada momento de cada día, al ser una oportunidad, es también, de algún modo, una puerta. Hay puertas en las que ni siquiera reparamos, de las que no somos conscientes, y por nuestras creencias limitantes, en el lugar que ocupan sólo vemos pared. Hay puertas que vemos, pero que no nos atrevemos a intentar abrir. A veces tememos lo que pueda haber tras ellas, y a veces sabemos que lo que hay allí es bueno, pero no creemos posible que eso pueda ser para nosotros. A veces abrimos puertas que imaginamos maravillosas, y la realidad nos indica que sólo fue una fantasía. En definitiva, no se trata tanto de la puerta en sí misma, sino de la sintonía en que nos hallamos para encontrar cada puerta. Cuando un@ puede renunciar a que alguien más le dé la llave, y se vuelve él/ella misma llave, se puede trascender la ansiedad de buscar una puerta en particular, y estas comienzan a venir hacia nosotros.
Cuando un@ logra situarse en la posición de celebrar la vida, adoptando la perspectiva del amor, puede abrazar cada nuevo día sabiendo que se trata de una renovada oportunidad para “abrir la puerta para ir a jugar”.
Y, como podemos recordar de nuestra propia niñez, o mirando hoy a otros niños, es sabido que cuando uno se compromete con el hecho de jugar, no le importa qué hora es, ni qué día marca el calendario.
Excelentes y valiosos minutos para cada hora de tu vida!!



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7 comentarios:

  1. Coincido totalmente contigo,Pablo, en aquello de que ciertas fechas fijas que proponen algunos "iluminados" van a suceder eventos, a veces buenos y generalmente, malos. Me indigna.

    Siempre les contesto, que si a duras penas pueden predecir el clima del día siguiente (en el caso de mi país) cómo va a ser posible que anticipen hechos, con fechas exactas.

    Te felicito, muy buena tu reflexión posterior.
    Un abrazo.

    Mucha gente se sugestiona con esto y generalmente es porque no se cuestionan la información que reciben, no la razonan.
    .

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  2. Paseando por la red,me he detenido en tu espacio.Se respira sentimientos,fraternidad,reflexión y una libertad del alma que muy pocas veces he sentido.Felicito tu proyecto,te seguiré sin lugar a dudas.Un abrazo fraternal y,te dejo hecha invitación a que enlacemos pensamientos y música.
    Nacemos sin sellos que nos aten...poseemos la luz celestial,somos energía y pertenecemos al cosmos.

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  3. JORGE ELIECER MEZA V.9 de noviembre de 2011, 14:35

    MUY BUEN PUNTO DE VISTA. AMIGO PABLO, COMO LO EXPRESE ANTES : ME VOY DE FACEBOOK, PERO POR AQUI SEGUIRE VISITANDOTE JEJEJE. BENDICIONES !!!

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  4. Gracias Pablo como siempre guiando el camino, toda acción llevada al extremo no es buena, mientras todo lo realizado sea con plena conciencia y lleno de amor estará bien. La certeza de ésto nos hará más llano el camino.

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  5. Muchísimas gracias, querida Ani! Como destacas tan lúcidamente, el volvernos deliberadamente conscientes, es un excelente antídoto respecto a la calidad de aquello que decidimos asimilar.
    Muchas gracias @Dew@!, exageradas palabras, pero hermosas. He visitado tu sitio y es bellísimo, pronto volveré con más tiempo y lo recomendaré porque creo que lo merece.
    Muchas gracias Jorge! Siempre será un placer contar con tu compañía, por supuesto!
    Muchas gracias querida Vilma! Coincido en tu visión de que ser conscientes al dar cada paso, y centrarnos en el amor, brinda una certeza en la que podemos confiar más allá de los resultados que podamos obtener en un camino que en gran medida vamos descubriendo según avanzamos!

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  6. Pablo un abrazo inmenso. es gratificante leerte porque escribes de una manera tan sencilla que te sientes recorriendo tus propios recurdos, tus propias vivencias y ello permite entonces, practicar en uno mismo. Genial¡ El vivir de manera consiente el hoy, brinda la oportunidad que el resultado pasa a ser algo superfluo frente a la vivencia. Al finalizar el dia, solo importa lo que viviste, tu experiencia, puedes calificarla de excelente o pesima, da igual ambas son lecciones enriquecedoras que ya nunca podras cambiar, solo comenzar de nuevo en ese otro ahora! Gracias. :)

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  7. Hola querido Javier, muchas gracias por tu presencia y por tus palabras! Es muy interesante lo que señalas, esa cuestión tan difícil a veces de desapegarse de los resultados, poniendo el foco, más que en "lo que hacemos", en "cómo lo hacemos". Vengo justamente dándole vueltas a algo que tiene que ver con eso, un cuento cortísimo pero de numerosas lecturas posibles. Y sí, también señalas muy precisamente lo aleatorio de los calificativos, pues más allá de ellos está la experiencia, la lección (aprovechada o no) y la oportunidad que se nos brinda, cada vez (a menudo demasiado reiteradamente!!) ante ella. Un gran abrazo, amigo!

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