viernes, 23 de septiembre de 2011

Mi pequeño cuento sobre el hoy


Por Javier ARIAS (*)

Mi actividad por estos años es la recuperación de suelos, mediante el aporte de abonos orgánicos. Es de anotar que estas tierras han sido sometidas durante los últimos 40 años a fuertes dosis de abonos químicos de síntesis para elevar su productividad. En un empiezo, me angustiaba porque los abonos que elaboraba eran muy completos: contenían elementos naturales para mejorar el PH, la retención de humedad y todos los nutrientes precisos para mejorar la calidad de las tierras; sin embargo, la productividad era menor a la tradicional y las personas no creían que de verdad mi método era mejor. Ellos necesitaban aumentar producción y yo no se los lograba.
El tiempo pasó, aún mantenía mi angustia, pero perseveraba en buscar nuevos compuestos orgánicos. Un día, como 2 años después, me buscaba una persona que le había vendido los abonos, que me había dicho que no servía y ahora me pedía con urgencia que regresara…
- Vea usted -me dijo-, una parte de la parcela que abonó usted hace 2 años y no volví a cultivar, ahora es más productiva que el resto… necesito que regrese y haga lo mismo con las demás, es excelente.
Lo que comprendí entonces es que, aunque tengas todas las herramientas respecto a algo, el conocimiento pleno según nuestro parecer... debes tener presente que el ahora... el hoy, que es lo único que existe, es fruto también de un pasado que se precisa comprender... el suelo abonado con químicos se había acostumbrado, había sido domesticado y alejado de su naturaleza y toma un tiempo prudente recobrar esas memorias innatas, "divinas" si así las podemos llamar. Entonces, se recupera y vuelve a sonreír, a liberarse y a producir con agrado.
Así nosotros, necesitamos vivir el hoy, pero no olvidar que tomamos unas decisiones en el pasado, que hay una historia de efectos sobre otras personas y, sobre todo, en nuestra memoria interna, que nos han "esclavizado" la manera de pensar y de decidir.  Para vivir el hoy, se precisa borrar esas memorias "artificiales", culturales, que nos doblegan, que nos impiden ver el sueño divino del que somos parte, parte indispensable que somos hoy.
El abono orgánico que requerimos es el ser concientes de cada acto a partir de ya... no ver el pasado como carga o culpa, ni despreciarlo; por el contrario, verlo como nuestra obra maravillosa que construimos sin ser conscientes, presionados por condicionamientos, pero que nuestra esencia está intacta y podemos regresar a ella cuando lo deseemos, siendo conscientes del hoy.  Que es lo que anhelo hoy y perdonarnos lo que hicimos asumiendo, sin dejarnos manipular por el pasado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario