viernes, 7 de octubre de 2011

Un pequeño cuento de Alejandro Jodorowsky



Hombre sucio, hombre limpio (En “La sabiduría de los cuentos”)
Un rey hizo llamar a un santo rabino que dormía sólo dos horas y las otras veintidós las dedicaba a leer su Biblia.
- ¡Dime la verdad que has encontrado en esas páginas que lees o te corto la cabeza!
El anciano sonrió.
- Antes de revelarte el secreto que esperas, deja, oh gran señor, que te haga una pregunta.
- ¡De acuerdo: hazla!
- Dos hombres caminan por el bosque, después de una fuerte lluvia. De pronto, caen en una charca de barro. Al salir, uno de ellos está sucio mientras el otro permanece limpio. ¿Cuál de los dos se lava?
- ¡Pues el que está lleno de lodo! – respondió el poderoso.
- No, majestad. El que está embarrado ve al que salió limpio y piensa que él también está limpio. El otro ve al sucio y, como piensa que él mismo también está sucio, corre a lavarse.
- Bien – dijo el rey -, ahora dime la verdad que encontraste en tu Biblia.
- Antes, señor, resuelve este problema: dos hombres caminan por el bosque, después de una fuerte lluvia. De pronto, caen en una charca de barro. Al salir, uno de ellos está sucio mientras el otro permanece limpio. ¿Cuál de los dos se lava?
El monarca, creyendo que ya conocía la respuesta, contestó:
- ¡El que está limpio!
- No, mi señor. Como una vez ya habían cometido el error, se lavó el embarrado. La experiencia enseña.
- Acepto – dijo el rey-. Ahora dime la verdad que encontraste en tu libro sagrado.
- ¡Oh, magnísimo, deja que te plantee un último acertijo! Después de una fuerte lluvia, dos hombres que caminan por el bosque caen en una charca de lodo. Uno sale sucio y el otro limpio. ¿Cuál se lava?
El rey quedó desconcertado.
- Ya no sé qué responder. Ambos pueden bañarse o ninguno. Quizás el embarrado se lava otra vez.
El viejo sonrió.
- Si crees, señor, que tres veces se va a repetir un accidente tan increíble, estás dispuesto a creer cualquier cosa.
Maestro: el rey cree que la verdad es un conjunto de palabras que se encuentran en la Biblia. El rabino le demuestra que un texto puede dar origen a infinitas interpretaciones. Las palabras son sólo un guía hacia la verdad… el camino lo tiene que recorrer uno mismo.
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El rey del relato pretende que el maestro le transmita la “VERDAD” que halló en la Biblia. Dicho de otro modo, también podría decirse que aspira a que le dé la “fórmula”, la “receta”.
¿Cuántas veces nos ocurre como a este rey, yendo de puerta en puerta en busca de alguien que nos dé lo que esperamos sea la “única” respuesta a nuestros interrogantes?
En alguna ocasión nos referimos a la cuestión de las “herramientas” que usamos para autoayudarnos[1], y planteábamos allí que a menudo no sólo buscamos recursos que nos ayuden, sino que pretendemos que nos solucionen la vida. Y que cuando albergamos ese anhelo, lo que suele suceder es que nada funciona, porque lo cierto es que nada ni nadie puede reemplazarnos en el camino personal de nuestra propia existencia.
Es posible encontrar elementos que nos resulten valiosos; incluso la circunstancia de ser seres que vivimos en el marco de la coexistencia con otros, lleva a que la relación con los demás sea una inagotable fuente de enriquecimiento mediante la posibilidad de compartir perspectivas diferentes. Pero como la vida es una experiencia única e intransferible, son nuestros propios pasos los únicos que pueden ir trazando nuestro camino.
Cuando nos aferramos a una respuesta y sostenemos que es la única posible, es probable que se deba, como en el caso del rey de esta historia, más a nuestra propensión a creer en cualquier cosa, que a los méritos de esa respuesta. Cuando nos cerramos a otras alternativas, e incurrimos en el dogmatismo, sosteniendo que algo es de un cierto modo y no puede ser de otro, nos alejamos de las respuestas auténticas, pues estas son las que, en sintonía con la inagotable riqueza de la vida, se abren a la infinita gama de posibilidades que conlleva la existencia. Las respuestas auténticas, que son las que nos aportan crecimiento y plenitud, incluyen más que excluir, y admiten la confluencia de distintas perspectivas para conformar una visión más amplia.
Una visión que pretenda basarse en una receta, en una oración dicha mecánicamente, en una técnica sin espíritu, en un ritual vacío, en un amuleto, es una visión carente de raíces y, como tal, se sostendrá tan sólo hasta el primer viento fuerte que deba afrontar. Es, como también señalamos alguna vez, lo que marca la diferencia entre lo que creemos y  lo que sabemos[2]: ante la experiencia, sólo se mantiene lo que sabemos, mientras se esfuma lo que creemos.
Ante los vientos de la existencia, podemos ser frágiles hojas para las cuales toda brisa es una tempestad que las lleva sin rumbo de un lado a otro, o podemos ser aves que disciernen el tiempo exacto para fluir con las corrientes de aire. Resistencia o aceptación, creencia o conocimiento, rigidez o flexibilidad, reacción automática o elección consciente, son diferentes perspectivas que tenemos la oportunidad de practicar en nuestra vida.
Podemos atarnos a una única receta, o podemos disfrutar de la infinita variedad de menúes que nos ofrece el hecho de estar vivos.

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6 comentarios:

  1. Pablo, este tipo de lecturas, sería, a mi parecer, tomando tus palabras "una fuente inagotable de enriquecimiento".
    Si sabemos relacionar nuestras experiencias con esto, podemos tener nuevas creencias más positivas para el diario vivir.
    Gracias amigo

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  2. Realmente es muy bueno y sabio el cuento,porque no hay una sola respuesta en el camino de la vida,tenemos que saber buscar la que nos hace bien a nosotros,la que nos ayude,guie,oriente Bien..y,aunque no sea facil,se puede!.

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  3. Gracias Ani! Como señalas, en la medida en que "interactuamos" con aquello que leemos, porque nos provoca algún tipo de resonancia, nos genera algún cuestionamiento, nos mueve a alguna práctica, nos enriquecemos y nuestra vida ya no es igual que antes.
    Gracias María! Como dices, no hay esa única respuesta, y claro que se puede ir construyendo las que nos permiten crecer.

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  4. JORGE ELIECER MEZA V.18 de octubre de 2011, 15:04

    EXCELENTE CUENTO, GRACIAS POR EL APORTE. BENDICIONES !!!

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  5. muy bueno ,y como ya dices no hay una sola respuesta o receta para vivir la vida sino es mas bien una receta compuesta de muchas recetas
    la biblia es un recetario para muchas circunstancias de la vida no podemos coger solo la porción que mas nos gusta pero es tambien la disponibilidad de querer aprender ,no todo el mundo esta dispuesto a ello pues eso requiere olvidarnos de nuestro orgullo .Otro clave es el respeto a uno mismo y a los demas sin importar raza o cultura o color niño o adulto todos merecen nuestro respeto por igual pues todos podemos aprender de todos y eso se consigue solamente educandose continuamente.

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  6. Gracias a tí, Jorge!!
    Gracias Anónimo, hermosa tu perspectiva, rica en flexibilidad y tolerancia.

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