lunes, 21 de febrero de 2011

Elegir nuestra mirada


Podemos elegir qué mirar.
Podemos mirar las peores noticias de los noticieros, o una expresión de amor.
Ambas son igualmente "reales", pero ¿qué es lo que más abunda? ¿Predominan los homicidios, los robos, las peleas? ¿O son mayoría los pequeños actos amorosos que todos realizamos día a día?
Céntrate en esa cuestión, si fuese lo negativo lo que predomina, no podríamos hacer más que estar en guerra permanente. Y, de manera evidente, esto no es así. Creer que sí lo es... eso es negar la realidad.
No compres la mirada que otro quiera venderte. Tampoco lo aceptes regalada.
Desarrolla tu propia mirada.
Elige qué miras, cómo miras y desde dónde miras.
Si en este momento te cuesta ver los aspectos amables de la vida, comienza a mirar manifestaciones de amabilidad...un niño jugando, el abrazo de dos amigos, el beso de una pareja, la persona que ayuda a un anciano a cruzar la calle...  pronto comenzarán a resonar con tu serenidad interior, y esta crecerá.
Elige ver claro. Elige ser realista. Mira lo bueno!

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4 comentarios:

  1. Hola Pablo:
    Gracias por este excelente artículo como todos los tuyos.
    Es muy cierto, en esta época de miedos, violencia y tanto caos, es conveniente ver el lado bueno de la vida, mirar a nuestros semejantes los ojos del amor, tener más paciencia, desarrollar nuestros valores. Sólo así podremos lograr que nuestro interior se desarrolle y no se deje envolver por el torbellino de cosas negativas a nuestro alrededor.
    Saludos :)

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  2. Precioso como todo lo que escribes !!!!
    Gracias Pablo.
    Mirar con Amor, mirar con ternura... mirar con los ojos que mira un niño : su inocencia...
    Pero a mí hace tiempo que rompieron mi inocencia, y no puedo obviar la tristeza, y el dolor ajeno...
    no puedo evitar no verlo.... pero no me regodeo en ello... ! todo lo contrario !...
    Lo asumo, e intento transformarlo .....
    Es cierto, es mucho más bonito observar la belleza que el mundo nis brinda.... la vida es bella!!! yo soy la primera que hago esa afirmación.....
    pero pienso que, no hay que cerrar los ojos ,
    negándolo no conseguiremos que desaparezca...´

    Llevando luz a la oscuridad, podremos combatirla.

    Un Abrazo enorme Pablo.....

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  3. Hola Martha:
    Gracias por tu visita y por tu interesante comentario.
    Como dices, es conveniente elegir en qué aspectos ponemos el foco de nuestra atención. Es conveniente para nosotros mismos, para empezar, porque así como aquello hacia donde desplacemos la atención crecerá en nuestras vidas, el hecho de hacia dónde la dirigimos también está hablando de cómo estamos interiormente, pues resonaremos con las cosas del exterior que estén en sintonía con nosotros. Si sólo vemos manifestaciones de carencia de paz, será porque nuestra antena interior está en esa condición.
    Por otra parte, no se trata de no ser realista, sino al contrario. Me considero un optimista realista, es decir con un optimismo basado en hechos y posibilidades factibles, no en negar lo evidente. En el mundo hay manifestaciones de violencia, etc., etc., pero no son la mayoría de actos que se realizan; la mayoría de los actos no tienden a dañar, y esto es autoevidente, porque si no no podríamos poner un pie fuera de nuestras casas, lo que de hecho no es así. Sí, por sus características, son hechos de gran notoriedad, obviamente una sola bomba llama más la atención que las caricias de 200 madres a sus hijos.
    Por otra parte, que aún sin ser ser mayoritarias, sí haya un incremente en ese tipo de fenómenos, puede ser un llamado de atención sobre lo que estamos creando colectivamente, y a hacernos cargo de la posibilidad de crear en otro sentido. Si cada vez existe más gente marginada de todo, a la par que casi obscenamente en sus propias narices se despliega el consumismo más extremo, ciertas consecuencias no son imprevisibles, sino fruto de que "no interesan". Como conjunto, podemos decidir qué nos interesa, y crear entornos más justos, más amables, más vivibles para mayor cantidad de personas, etc. etc.
    Cariños Martha y hasta cada momento!
    Pablo

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  4. Hola Charo!
    Como es usual, nos dejas un comentario altamente estimulante para ejercitar la reflexión, lo que te agradezco.
    En parte te invito a releer la nota, y en parte el comentario anterior: no se trata de cerrar los ojos a la realidad, sino lo contrario, abrirlos bien y dar a cada cosa su medida; no lanzarnos por inercia en el tobogán del negativismo, porque eso no es realista. No se trata sólo de que sea más bonito enfocarnos en el lado bueno.....es que el lado bueno es el que predomina!!! Como decía en el comentario anterior, me considero un optimista realista, nunca me vas a ver sugerir que digamos que hace frío y nos pongamos un suéter cuando tenemos una temperatura ambiente de 38 grados, pero sí, y me hago cargo, que tener un espíritu crítico (no en el sentido de crítica de enjuiciar negativamente, sino de sopesar las cosas antes de creerlas o rechazarlas)no sólo se aplica al entusiasmo exagerado (que es el que no se acompaña de acciones, que es ilusorio, etc.), sino también a la creencia de que todo está a punto de explotar.
    A los aspectos "negros" no hay que negarlos, sino por elcontrario hacernos cargo de su creación individual o colectivamente como sociedad: narcotráfico, redes de proxenetismo, trabajo en negro, tráfico de migrantes, etc. etc., no son casualidades ni pruebas que nos manda Dios o el mandamás de una galaxia lejana, son frutos de nuestras sociedades. El delito, por ejemplo, no es un grano, una anomalía en una sociedad perfecta, sino una expresión explicable de la propia sociedad, es parte de ella. La guerra, la violencia de género, los negocios de ciertos laboratorios farmacéuticos, etc. etc., siguen el mismo rumbo. Entonces, no se trata de cerrar los ojos, sino de abrirlos más que nunca, y si bien creo que es lo más probable que un mafioso no elija cambiar, sí tenemos que tender a genrar consciencia para que menos personas elijamos no convertirnos en mafiosos. Educación, salud, mejores condiciones de vida, etc. etc., son responsabilidades colectivas impostergables. Si cerramos nuestros ojos a los problemas, también los cerramos a las soluciones.
    En cuanto a la inocencia, personalmente voto por el mantenimiento de la propia inocencia, entendida en este caso como "ser inofensivo" para los demás. Eso no implica ser "tonto" y no tomar ciertas precauciones en ciertos momentos. Pero, cuanto más inocentes seamos, menos contactos con lo que no lo es tendremos, por una cuestión de sintonía.
    Te agradezco nuevamente tu magnífico aporte, Charo. Cariños! Pablo

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