jueves, 17 de marzo de 2011

¿Adicción al bienestar o acción para el bienestar?


Todos queremos sentirnos bien, experimentar bienestar.
Tener ese deseo es un buen primer paso, pero si sólo nos quedamos en él, el efecto es pasajero, efímero. Cuando nos instalamos allí, podemos convertirnos en “adictos” al bienestar, sin lograr convertirlo nunca en una experiencia real y duradera.
No me refiero aquí a la actitud de perseguir sólo situaciones placenteras rehuyendo todo dolor, lo que constituye otra actitud ilusoria, sino a la que sostenemos cuando vivimos en una situación de insatisfacción y queremos generar un estado satisfactorio, pero no logramos salir del nivel del pensamiento o la palabra.
Procedemos así cuando acumulamos libros de superación personal, en ocasiones leemos algunos de ellos, miramos videos inspiracionales, nos emocionanos con audios motivadores, y mientras lo hacemos, e incluso por un breve tiempo posterior, nos sentimos de maravillas. Esos materiales producen pensamientos y emociones agradables, y mientras dura su influencia, creemos que podemos…. Que podemos cambiar nuestra vida, superar una relación, crear lo que realmente queremos… A medida que transcurren los minutos, las horas, el impulso decae, y volvemos a lo de siempre. A lo sumo, recordamos el material que tan bien nos hizo sentir, y suspirando decimos “qué hermoso, pero…”, “si pudiéramos…”, “si fuese tan fácil…”, “la realidad es otra cosa…”. Y, así, nos quedamos en el nivel del que nunca salimos, y renunciamos de antemano a intentarlo.
Uno de los problemas con este tipo de actitudes es que, en ocasiones, no tenemos demasiado claro si somos adictos al bienestar o estamos haciendo algo en dirección a él. Por supuesto que, si somos sinceros con nosotros mismos, en la mayoría de los casos sabemos en qué lugar estamos parados. Pero ante cierta creencia generalizada que hace hincapié en el pensamiento positivo, en la actitud optimista, etc., a veces podemos creer que estamos trabajando en nuestro avance, cuando sólo permanecemos donde siempre hemos estado, esperando que algo ocurra. Y, cuando sólo esperamos, normalmente nada sucede. Con lo cual reafirmamos nuestra creencia original en cuanto a que, sinceramente, no podemos. Esa es la consecuencia más perjudicial de esta clase de adicción, renunciar a un camino que creemos estar recorriendo, cuando no hemos dado más que un pequeño paso.
Algunos síntomas que nos indican que estamos más en la adicción al bienestar que en la acción para realizarlo:
1.- Procrastinación: Cuando posponemos, dilatamos lo que tenemos que hacer. Quizás acumulamos 50 libros, 18 videos, 25 audios…pero nunca comenzamos efectivamente a leer, a ver, a escuchar alguno de ellos. O tenemos que hablar con alguien, realizar un trabajo, ir a cierto lugar, concluir un trámite, y para todo esperamos otro momento, porque no tenemos ganas, porque tenemos miedo, o porque aguardamos a que sea el “tiempo justo”, donde estén reunidas una serie de condiciones que hagan de él el instante perfecto. El perfeccionismo es una de las caras del miedo también, y por una vía u otra, llegamos al mismo punto: no hacer.
2.- Conformarnos con el mínimo: Así como a veces nos enredamos en la telaraña del perfeccionismo, en ocasiones adoptamos la actitud opuesta… pero llegamos al mismo punto. Como creemos que lo que “tiene” que ser para nosotros lo será de un modo u otro, hacemos lo mínimo, o nada.
3.- Quedarnos en la crítica: Sabemos perfectamente qué es lo que está mal, por qué no nos gusta esto o aquello, y podemos dictar cátedra respecto a lo que habría que corregir respecto a casi cualquier cosa… pero no movemos un dedo constructivamente para modificar eso que creemos saber.
Es preferible hacer, equivocarse y corregir, que no hacer. Cuando nos equivocamos, podemos aprender del error, capitalizar la experiencia y dar nuevos pasos. Cuando no hacemos, no aprendemos nada, sólo esperamos y, cuando no funciona, apenas nos quedamos con el pensamiento de “qué lindo hubiera sido si…”. Y, como es obvio, el “podría haber sido…” no es más que otro modo de decir “no fue”.

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2 comentarios:

  1. Uff!! Pablo, felizmente no me he visto reflejada en la parte inactiva del tema, sino en el de la accion, hacia la busqueda del bienestar.

    Es cierto.... tengo una pila de libros en mi mesita de noche, de todos los temas: budismo, sicologia, nutricion, literatura, etc...pero, si los voy leyendo y a veces releyendo ciertos fragmentos que quiero interiorizar.
    Estoy aprendiendo relajacion y meditacion.

    Tambien me ayudan mucho, blogs como el tuyo y el de ser real, que son muy positivistas y de buena onda, y que nos hacen ver actitudes que repetimos, que creemos inofensivas y sin
    embargo no nos favorecen.

    Es un camino lento, para quienes como yo somos algo vehementes,pero, ahi andamos, en la busqueda de la mejora personal y que de esa forma, redunde en el resto. De eso se trata.

    Gracias por tus articulos y por tu interes en la mejora del bienestar para todos.
    Un abrazo.

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  2. Hola Ani, siempre una alegría recibir tus comentarios. Te felicito por tu acción, aunque como dices los ritmos de lo que vamos creando no sean tan veloces como nos gustaría, siempre los pequeños movimientos van creando diferencias respecto al punto de partida.
    Agradezco tus cariñosos conceptos, son un aliciente.
    Enorme abrazo! Pablo

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