martes, 8 de marzo de 2011

Responsabilidad


“El 4 de julio de 1765, día en que un cielo despejado alternaba con nubes, estaba en mi
cama leyendo un libro cuyas letras podía distinguir con toda claridad; de pronto, sin que
yo sintiera nada, se me giró la mano en la que sostenía el libro, inesperadamente, y como  debido al movimiento fui privado de un poco de luz, deduje que una gran nube
debía de haber tapado el sol y todo me pareció oscuro, aunque la luz no hubiera sufrido
merma alguna en la habitación. Así ocurre muchas veces con nuestras conclusiones:
 buscamos en la lejanía causas que suelen estar muy cerca, en nosotros mismos”.
 (Georg Christoph LICHTENBERG)


Estamos habituados a mirar fuera de nosotros, a creer que la vida es algo que nos pasa mientras nosotros la observamos a través del cristal de una ventana, a ser reactivos (nos ocurren cosas a las cuales reaccionamos), a ser víctimas, a esperar que algo cambie en lo externo (alguna situación, otra persona) para que luego se produzca alguna modificación en nuestra existencia.
Quizás, como plantea LICHTENBERG (1742-1799) en el texto que encabeza estas líneas, estamos más predispuestos a creer en enormes movimientos externos antes que en la posibilidad de nuestros pequeños pasos. Nos es más fácil y creíble aguardar el golpe de suerte, el milagro, que hacernos cargo de nuestra responsabilidad en modificar aspectos de nuestra vida que nos permitan vivirla con mayor satisfacción.
Es comodidad, pero no sólo eso. Confluyen miedos, sistemas de creencias arraigados, hábitos empobrecedores, búsqueda de comportarnos de acuerdo a lo que la mayoría hace.
Cuando uno ni siquiera sabe que el movimiento de su mano puede producir una sombra, no lo toma en cuenta como hipótesis, no repara en ese posible movimiento.
Quizás sea conveniente reparar un poco más en lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos cada día, para comprender por qué nuestra vida es como es.
Quizás hoy sea una buena oportunidad para comenzar a hacerlo.

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5 comentarios:

  1. Pablo! cuánta verdad en lo que decís. Estoy en ese momento que le escuché a muchísimas personas, "se, bastante, lo teórico, de sobra". Falta la práctica, falta dar el paso. Pero caigo en la víctima y en esperar el milagro. No importa, antes me creía la victima, ahora reacciono, y se que no es así. Y falta entonces... la alegría, la paz y desterrar el miedo. Hermoso el blog, un gran abrazo!!Claudia

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  2. Hola Claudia, muchas gracias por tu visita y por tu bonito comentario. ¡Qué bueno!, creo que lo expresas mucho mejor que yo: práctica es el secreto! Llevar a la acción lo que sentimos, lo que pensamos, lo que decimos....nos desinflamos antes de llegar a ese punto. Y es una obviedad, como señalás...a practicar se empieza... practicando. La teoría, en realidad, ni es muy complicada ni es siquiera extensa, con un solo renglón enderezaríamos nuestra vida, el mundo, la galaxia.... pero como no practicamos, necesitamos toneladas de tinta y papel para explicar qué es lo que falla, cómo se compone, etc. Precioso comentario, Claudia....me encantaría saber cuál de las Claudia que conozco sos, si es que sos una de ellas, aunque es sólo curiosidad. Abrazo! Pablo

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  3. Hola Pablo, es lindo pensar asi, y llevar a la acción, pero en cuanto a sentimientos, si el otro no quiere seguir compartiendo el camino... solo queda hacerse responsable de... aun no lo se.

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  4. Hola Anónimo, te agradezco el comentario, en cuanto a sentimientos, creo que es más o menos lo mismo, uno se hace responsable de los propios y, si lo elige, de no buscar dañar los ajenos (o, de lo contrario, de las consecuencias de sí dañarlos). Si el otro elige distinto, le cabe hacerse responsable de esa elección y, a nosotros, hacernos responsables de cómo actuamos ante ella: la respetamos, o insistimos para que las cosas sean como sólo nosotros queremos, y en uno u otro caso nos hacemos responsables de eso. En materia de sentimientos, es como dice el refrán, "si dos no quieren, uno solo no puede". Te agradezco tus palabras. Pablo

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  5. Todo es tan diferente a como yo creía que era la vida.
    Gracias, gracias, graciaas por esta sacudida.

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