viernes, 11 de marzo de 2011

Un pequeño cuento de esperanza


El cuento de las estrellas de mar
Una vez, un hombre cualquiera, paseaba tranquilamente por una playa a primera hora de la mañana y, a lo lejos, vio a otro hombre.
Según se acercaba a él vio que, de vez en cuando, el hombre que estaba a lo lejos, se agachaba, recogía algo y lo lanzaba al mar. Ya cuando lo tuvo más cerca, vio que lo que recogía eran estrellas de mar, atrapadas en la orilla y condenadas a morir, y las devolvía al mar para que pudieran seguir con sus vidas.
Cuando el primer hombre llegó hasta donde estaba el que lanzaba las estrellas, le preguntó:
- Pero, ¿para qué haces eso? ¿No ves lo grande que es el mundo, con todas las playas que tiene y la cantidad de estrellas que mueren a diario? ¿No te das cuenta que lo que haces no cambia nada?
El otro hombre se volvió hacia él, lo miró, se agachó, recogió otra estrella y la lanzó al mar. Volvió a girar hacia él y le dijo, mientras señalaba el mar:
- ¿Ves? Para esa estrella sí ha cambiado algo.
  - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
 Lo que hagamos puede ser pequeño, pero así como la suma de muchas pequeñeces puede resultar en algo grande, para alguien que lo necesite nuestro pequeño hacer puede representar una enorme diferencia.


Desde ya te agradezco tu visita, tu atención. Si quieres compartir tu comentario conmigo y con otros visitantes, puedes usar el espacio que hay aquí abajo. Si esto te gustó y quieres compartirlo vía Facebook, Twitter, etc., también aquí abajo encontrarás los botones para hacerlo. Si quieres regalarme el placer de tu compañía en mi página en Facebook, en el lateral derecho encontrarás la opción para unirte. Gracias! Pablo

8 comentarios:

  1. hermoso :) los cambios (por pequeños que estos parezcan) marcan una diferencia, ya sea para tu interior, para un amigo, para un vecino, en este caso para esa estrella...
    Y asi paso a paso es el cambio en la humanidad, elevando nuestro corazón y conciencia hacia el Universo.
    Namasté Pablo
    ya te sigo en tu blog, en face y en twitter :)

    ResponderEliminar
  2. bellisimo y reflexivo relato nos regalas, esta asturiana te da infinitas gracias por hacernos sus participes y te manda un besin muy muy grande.

    ResponderEliminar
  3. Hola PAblo:

    Gracias por compartir este bello cuento. Estoy totalmente de acuerdo ... aunque nuestros actos sean granitos de arena en la inmensidad de la playa del universo, cada pequeña acción cuenta :)

    Saludos,

    ResponderEliminar
  4. Javier Arias Londoño12 de marzo de 2011, 4:41

    La gran mayoria de personas tiene grande intensiones como ganarse un loto y poder ayudar a muchas personas y acabar con la pobreza. Pero si alguien le pide compartir su plato de comida del dia, no lo hacen pues piensan que no solucionan nada. Un niño, lo veo cada dia en un parque recogiendo basuras que dejan las personas que pasan por alli, la gente le dice... pide ayuda, dile a tu papa que llame a la empresa de aseo. El los mira y sonrie, luego continua. Cuando el se va, el parque esta limpio y da ganas de ingresar. Ayer observe a una pareja de jovenes instalar una caneca para que las personas no tiren la basura al piso. Pense en que dices Pablo, creo que pronto, el parque se vera siempre limpio. Una acción pequeña que esta transformando una comunidad. Un abrazo Javier.

    ResponderEliminar
  5. Que buena reflexión, si cada uno de nosotros aportaramos buenas acciones, en el conjunto formaresmos un mundo mejor. Fantástico Pablo, buen fin de semana

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias Cosma, Ozna, Martha, Javier, Anónimo, por la visita y el comentario.
    Cosma, coincido con tus palabras, además del efecto acumulativo que puedan producir los cambios (y así es como podemos modificar la dimensión colectiva), nunca sabemos cuánta magnitud puedan tener otros cambios que damos por pequeños. Gracias por acompañarme en los distintos sitios!
    Ozna, gracias por aportar siempre tu brisa tierna y amable!
    Lo dices muy bonito, Martha, y lo comparto totalmente. Somos el grano de arena y, al mismo tiempo, la playa. Somos la gota y, a la vez, la ola y, a la vez, el océano. Y vaya casualidad, la gota, cada partícula de viento, con el tiempo, hacen de la piedra, arena. Es interesante darle la oportunidad al cambio, antes de descartarlo por pequeño.
    Qué buena historia real, Javier. Y sí, creo que así es como funciona. Ese niño introdujo un cambio y, con su ejemplo, se convirtió en promotor de otros cambios, como los de esa pareja que puso la caneca. Luego, es de esperar, que otros se sumen usando esa caneca y no tirando en el suelo. La pequeña onda expansiva de la esperanza. Ese niño, aún teniendo el impulso, podría haberse dicho ¿para qué, si yo recojo y seguirán tirando?, y sin embargo siguió. Ojalá tu parque pronto se vea precioso. Abrazo amigo!
    Sí, Anónimo, coincido, los conjuntos son sumatorias de individualidades, todo cuenta. Cariños!
    Pablo

    ResponderEliminar
  7. Bellísimo. Sigamos salvando estrellas sin importarnos qué digan.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  8. Gracias por tu visita y por tu bello comentario, Epístola! Coincido.

    ResponderEliminar